A propósito del anuncio del Ministerio de Educación sobre la ampliación de cobertura para niños y niñas de 3 y 4 años en el sistema educativo público a partir del ciclo escolar 2025–2026, se ha despertado un debate necesario sobre lo que implica verdaderamente abrir las puertas del aula a la primera infancia. El acceso temprano a una educación de calidad está vinculado a mejoras en el desarrollo cognitivo, emocional y social. Pero el acceso, por sí solo, no garantiza los resultados esperados. Desde la psicología del desarrollo, los primeros años de vida son una etapa particularmente sensible. Es en esta fase donde se forman las bases de la autorregulación emocional, la seguridad afectiva, la identidad personal y la disposición al aprendizaje. Exponer a un niño o niña de tres años a un entorno escolar sin condiciones adecuadas —infraestructura, clima emocional, formación docente, materiales y proporciones adecuadas— puede generar más tensiones que beneficios. La promesa de cobertura,...
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